La Armada Argentina conmemoró el pasado viernes 3 de Septiembre, el 77º aniversario de la creación del Comando de la Fuerza de Submarinos y el Día del Submarinista en instalaciones de la Base Naval Mar del Plata. Se destacó el espíritu de los profesionales que se desempañan en este ámbito, así como de los que lo han hecho en el pasado, que les permite “afrontar los desafíos de las profundidades”.
La ceremonia fue presidida por el Comandante de Operaciones Navales, vicealmirante (VGM) Carlos Alberto Paz y el único discurso estuvo a cargo del Comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío (VGM) Gustavo Piccardo.
Se hicieron presentes también, el Comandante del Area Naval Atlántica, contralmirante (VGM) Edgardo Aníbal García, autoridades civiles, eclesiásticas, militares, personal civil e invitados especiales. Entre estos últimos, se destacaron los submarinistas veteranos de la Guerra de Malvinas de los submarinos ARA “Santa Fe” y “San Luis”.
El capitán de navío Gustavo Piccardo hizo un recorrido histórico de los acontecimientos que llevaron a que en la mañana del 3 de septiembre de 1933, los sumergibles Santa Fe, Santiago del Estero y Salta amarraran por primera vez en esta ciudad, episodio que, según describió, “desde entonces se ha convertido en un hecho del acontecer cotidiano de Mar del Plata”.
El Comandante de la Fuerza relató que el destacado papel desempeñado por los submarinos en la Primera Guerra Mundial, motivó que entre los años 1917 y 1918, la Armada Argentina enviara oficiales a los Estados Unidos para su instrucción en este nuevo sistema de armas.
Luego, en 1926, el Congreso de la Nación sancionó la ley 11.378 de Renovación del Material Naval que autorizaba al Estado a adquirir dos grupos de tres submarinos cada uno.
Del plan original de construcción, se concretaron sólo tres unidades realizadas por el Astillero Cantieri Navale Franco Tosti de Taranto (Italia) y fueron bautizados como “Santa Fe”, “Salta” y “Santiago del Estero”. Estas unidades y sus tripulantes, pasarían a la historia naval argentina con la afectiva denominación de “Tarantinos”, apodo derivado del nombre de la ciudad italiana donde fueron construidos.
Ese mismo año, explicó Piccardo, las autoridades portuarias firmaron el convenio que permitiría la ampliación de las obras que se estaban desarrollando en el Puerto de Mar del Plata.
“Nacía así el puerto militar de nuestra ciudad. La elección de Mar del Plata como base de submarinos no respondió al azar, sino que responde a consideraciones estratégicas”, destacó.
En este punto, el comandante hizo un paréntesis para expresar el sentimiento de los submarinistas que desarrollan sus tareas en nuestra ciudad: “La actividad submarina es parte de la Armada y de Mar del Plata y Mar del Plata es parte de nuestros hombres. Somos y nos sentimos marplatenses; Mar del Plata es nuestro asiento natural; nuestras unidades se aprovisionan de la ciudad y son mantenidas y reparadas por la industria local”, subrayó.
Haciendo referencia a la Guerra de Malvinas y la participación de esta fuerza en el conflicto bélico que marcó un hito en su historia, por ser su bautismo de fuego, Piccardo señaló que: “el submarino Santa Fe, posteriormente hundido en Georgias del Sur, y la agrupación de buzos tácticos participaron en la recuperación de las Islas Malvinas”. Asimismo, añadió que el submarino San Luis “lanzó su torpedo y fue perseguido por unidades aéreas y de superficie antisubmarinas sin ser detectado”. En este hecho es que de acuerdo al capitán de navío, recae la importancia de estos recursos: “La capacidad de los submarinos de operar en inmersión permaneciendo indetectables le confiere un valor que no posee ningún otro medio naval”, sentenció.
Sin embargo, todas estas ventajas no podrían materializarse sin la existencia de tripulaciones con un alto nivel de profesionalismo. Es por eso, que Piccardo enfatizó en el espíritu de los submarinistas y buzos tácticos, transmitido al personal que se forma en la Escuela de Submarinos mediante una alta exigencia académica.
“Ese es el espíritu que nos permite afrontar los desafíos de las profundidades y la adversidad de las carencias materiales; es el que hace que los submarinistas y buzos tácticos se sientan orgullosos de lo que son y lo que hacen”, concluyó.
Antes de la finalización de la ceremonia, se entregaron placas conmemorativas a las familias de los suboficiales mayores electricistas submarinistas Francisco Palau y Luis Ordieres, que “con su experiencia y profesionalidad promovieron y moldearon el espíritu submarinista, en estos años con su dedicación”.
Oscar Héctor FILIPPILa ceremonia fue presidida por el Comandante de Operaciones Navales, vicealmirante (VGM) Carlos Alberto Paz y el único discurso estuvo a cargo del Comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío (VGM) Gustavo Piccardo.
Se hicieron presentes también, el Comandante del Area Naval Atlántica, contralmirante (VGM) Edgardo Aníbal García, autoridades civiles, eclesiásticas, militares, personal civil e invitados especiales. Entre estos últimos, se destacaron los submarinistas veteranos de la Guerra de Malvinas de los submarinos ARA “Santa Fe” y “San Luis”.
El capitán de navío Gustavo Piccardo hizo un recorrido histórico de los acontecimientos que llevaron a que en la mañana del 3 de septiembre de 1933, los sumergibles Santa Fe, Santiago del Estero y Salta amarraran por primera vez en esta ciudad, episodio que, según describió, “desde entonces se ha convertido en un hecho del acontecer cotidiano de Mar del Plata”.
El Comandante de la Fuerza relató que el destacado papel desempeñado por los submarinos en la Primera Guerra Mundial, motivó que entre los años 1917 y 1918, la Armada Argentina enviara oficiales a los Estados Unidos para su instrucción en este nuevo sistema de armas.
Luego, en 1926, el Congreso de la Nación sancionó la ley 11.378 de Renovación del Material Naval que autorizaba al Estado a adquirir dos grupos de tres submarinos cada uno.
Del plan original de construcción, se concretaron sólo tres unidades realizadas por el Astillero Cantieri Navale Franco Tosti de Taranto (Italia) y fueron bautizados como “Santa Fe”, “Salta” y “Santiago del Estero”. Estas unidades y sus tripulantes, pasarían a la historia naval argentina con la afectiva denominación de “Tarantinos”, apodo derivado del nombre de la ciudad italiana donde fueron construidos.
Ese mismo año, explicó Piccardo, las autoridades portuarias firmaron el convenio que permitiría la ampliación de las obras que se estaban desarrollando en el Puerto de Mar del Plata.
“Nacía así el puerto militar de nuestra ciudad. La elección de Mar del Plata como base de submarinos no respondió al azar, sino que responde a consideraciones estratégicas”, destacó.
En este punto, el comandante hizo un paréntesis para expresar el sentimiento de los submarinistas que desarrollan sus tareas en nuestra ciudad: “La actividad submarina es parte de la Armada y de Mar del Plata y Mar del Plata es parte de nuestros hombres. Somos y nos sentimos marplatenses; Mar del Plata es nuestro asiento natural; nuestras unidades se aprovisionan de la ciudad y son mantenidas y reparadas por la industria local”, subrayó.
Haciendo referencia a la Guerra de Malvinas y la participación de esta fuerza en el conflicto bélico que marcó un hito en su historia, por ser su bautismo de fuego, Piccardo señaló que: “el submarino Santa Fe, posteriormente hundido en Georgias del Sur, y la agrupación de buzos tácticos participaron en la recuperación de las Islas Malvinas”. Asimismo, añadió que el submarino San Luis “lanzó su torpedo y fue perseguido por unidades aéreas y de superficie antisubmarinas sin ser detectado”. En este hecho es que de acuerdo al capitán de navío, recae la importancia de estos recursos: “La capacidad de los submarinos de operar en inmersión permaneciendo indetectables le confiere un valor que no posee ningún otro medio naval”, sentenció.
Sin embargo, todas estas ventajas no podrían materializarse sin la existencia de tripulaciones con un alto nivel de profesionalismo. Es por eso, que Piccardo enfatizó en el espíritu de los submarinistas y buzos tácticos, transmitido al personal que se forma en la Escuela de Submarinos mediante una alta exigencia académica.
“Ese es el espíritu que nos permite afrontar los desafíos de las profundidades y la adversidad de las carencias materiales; es el que hace que los submarinistas y buzos tácticos se sientan orgullosos de lo que son y lo que hacen”, concluyó.
Antes de la finalización de la ceremonia, se entregaron placas conmemorativas a las familias de los suboficiales mayores electricistas submarinistas Francisco Palau y Luis Ordieres, que “con su experiencia y profesionalidad promovieron y moldearon el espíritu submarinista, en estos años con su dedicación”.
CORRESPONSAL NAVAL
A.R.A. – A.N.A.T.
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