Día de la Armada Argentina
Por: Oscar Filippi
En un año cargado de historia, la Armada Argentina se apresta a conmemorar el 197 Aniversario del triunfo naval en la Batalla de Montevideo, que por su fundamental importancia en nuestra historia emancipadora ha sido declarado oficialmente como el Día de la Armada Argentina.
El pasado día 2 de Marzo, se cumplió el bicentenario del bautismo de fuego de las armas patriotas en la mar. Aquel día de 1811, la primera escuadra naval puesta al comando del Coronel de Marina Juan Bautista Azopardo, se batió valientemente y por primera vez con el poder naval español que dominaba las aguas del Plata y hacía peligrar, desde Montevideo, nuestra decisión de ser libres y soberanos. La experiencia de un bravo marino, el Capitán de Fragata Jacinto de Romarate con sus bien artilladas naves y con tripulaciones avezadas y veteranas de grandes batallas en el mar, derrotó frente a San Nicolás de los Arroyos a nuestros primeros marinos criollos. Valientemente se batieron los criollos de Azopardo, quien con su nave hecha astillas y el 75 por ciento de su tripulación muerta o herida, no pudo alcanzar la victoria, pero había demostrado que era posible luchar en el mar. El valor y el coraje criollos nacían hacia una nueva frontera, nuestra frontera en el mar.
Para que la evocación de nuestro gran triunfo naval sea completa, debemos rendir tributo a los tres hombres, que por su decisión y entrega hicieron posible nuestra total independencia.
Fue el Dr. Manuel Belgrano, hecho General por necesidad de la Patria, quien había creado la Escuela de Náutica. El fue el primero en ver que si no lográbamos vencer a España en el Mar, poco podíamos hacer por tierra pese a nuestro empeño y valor.
Por su propia visión, es quien reacciona primero ante la derrota sufrida por nuestra primera escuadra naval. Conocida la noticia, inmediatamente toma los pocos cañones que puede recuperar de los exiguos arsenales de Buenos Aires y resueltamente se dirige con sus hombres hacia las barrancas de la ciudad de Rosario. Su objetivo era instalar dos baterías de artillería de costa, a las que denominó, “Libertad” e “Independencia” y con ellas, impedir el paso de la Escuadra Española hacia el Norte del Río Paraná, evitando de ésta forma, que Montevideo siguiera siendo abastecida por barcos. Esta decisión, entre tantas, nos marca el “genio militar natural” de Don Manuel Belgrano.
Durante su vigilia de armas en las barrancas de Rosario, el día 27 de Febrero de 1812, nos entrega al mismo cielo hecho bandera. Es allí donde sus tropas juran, por primera vez, lealtad a nuestro pabellón. Celeste y Blanco serán desde entonces los colores de una causa llamada “Libertad”, esa libertad que conseguida, hoy se llama Bandera Argentina.
Nuestro segundo hombre en ésta historia, había llegado a Buenos Aires el 09 de Marzo de 1812 e inmediatamente, había comenzado la tarea de dotarnos de una fuerza militar de élite. El General José de San Martín preparaba en la historia y con destino a la gloria, a nuestros Granaderos. Impecables, perfectamente subordinados y mejor entrenados, conformaban una fuerza de caballería, que con su valor en combate, sembraría la Libertad en la América del Sur.
A principios del año 1813, una importante crecida del Río Paraná, posibilitaría a la Escuadra Española, pasar frente a las barrancas de Rosario y fuera del alcance de las baterías de costa del Gral. Belgrano. Inmediatamente, éste comunica la novedad al Coronel José de San Martín y de común acuerdo, dirige a sus Granaderos al Puerto Natural de la localidad de San Lorenzo, que por su calado y fácil acceso a la costa sería utilizado por los españoles para desembarcar y abastecerse.
Es así que el 3 de Febrero de 1813, para la total sorpresa de las fuerzas españolas, nuestros Granaderos, apostados tras el histórico Convento, en un breve combate que no alcanza a los 45 minutos de duración, los derrotan totalmente y los obligan a reembarcar. El Sargento Cabral nace a nuestra gloriosa historia y un joven teniente, que ya había combatido con Azopardo, captura el pabellón español, Hipólito Bouchard iniciaba así su carrera de gloria. Nuestros Granaderos escribían su primera página de historia. El Comandante Español informaba a Europa, que las fuerzas rebeldes ya no eran una desprolija soldadesca. La soldadesca se había convertido en una brillante y valiente fuerza de caballería dirigida por un experto Coronel.
Fue la visión y tenacidad de Don Manuel Belgrano, el genio militar de José de San Martín y el brillante triunfo en San Lorenzo, lo que convencería a Bernardino Rivadavia para que creara la Segunda Escuadra Naval. Belgrano tenía razón, el triunfo sólo sería completo si se derrotaba a España en el Mar.
Llega a nuestra historia, el tercer gran hombre, nuestro Gran Almirante. Un valiente y experimentado marino irlandés que desde 1809, fecha en la que arribó a Buenos Aires, se había mostrado totalmente identificado con nuestra causa libertaria. Don Guillermo Brown sería el Comandante de nuestra Segunda Escuadra Naval.
Con los fondos aportados por otro gran argentino, de origen salteño, Don Francisco de Gurruchaga, comerciante y veterano marino también, que había luchado a favor de España en la histórica Batalla Naval de Trafalgar (1805), se logran adquirir la fragata “Hércules”, la corbeta “Céfiro”, el bergantín “Nancy” y la goleta “Julieta”. Como naves de apoyo se adquieren la “Belfast”, “Agrable”, “Itatí” y “Halcón”, nombres todos que, con la “enseña de Belgrano” izada a tope de galleta, se convertirían en proas heroicas de nuestra historia Naval.
El 10 y el 11 de Marzo de 1814, frente a la Isla Martín García, el Almirante Brown se bate por primera vez con la fuerza naval española. Logra una victoria parcial, pero divide a la Flota española. Una parte debe remontar el Río Uruguay y la otra retrocede al puerto de Montevideo hostigada de cerca por el valiente Spiro, que junto a Seavers, entregan su vida a nuestro sueño de libertad.
Divididos sus buques, aturdidos por la decisión del Comandante “irlandés” y el valor de los criollos en sus dotaciones, el Capitán Jacinto de Romarate, se prepara en puerto para salir a buscar a las fuerzas de Brown. No tiene la oportunidad, es el Almirante Brown quien lo va a buscar al mismo Puerto de Montevideo y es precisamente, el 17 de Mayo de 1814, cuando vencemos decididamente al Poder Naval Español en el Plata. Eramos libres por Mar, ahora sí podíamos ser libres por tierra.
Tres nombres diferentes para una misma historia y un solo destino de gloria. El Dr. Manuel Belgrano, el Gral. José de San Martín y el Almirante Guillermo Brown. Los tres nombres más importante de nuestra independencia, tres figuras enormes que lograron que de aquella derrota naval de San Nicolás, naciera la fuerza de una brillante y heroica, historia naval argentina.
El pasado día 2 de Marzo, se cumplió el bicentenario del bautismo de fuego de las armas patriotas en la mar. Aquel día de 1811, la primera escuadra naval puesta al comando del Coronel de Marina Juan Bautista Azopardo, se batió valientemente y por primera vez con el poder naval español que dominaba las aguas del Plata y hacía peligrar, desde Montevideo, nuestra decisión de ser libres y soberanos. La experiencia de un bravo marino, el Capitán de Fragata Jacinto de Romarate con sus bien artilladas naves y con tripulaciones avezadas y veteranas de grandes batallas en el mar, derrotó frente a San Nicolás de los Arroyos a nuestros primeros marinos criollos. Valientemente se batieron los criollos de Azopardo, quien con su nave hecha astillas y el 75 por ciento de su tripulación muerta o herida, no pudo alcanzar la victoria, pero había demostrado que era posible luchar en el mar. El valor y el coraje criollos nacían hacia una nueva frontera, nuestra frontera en el mar.
Para que la evocación de nuestro gran triunfo naval sea completa, debemos rendir tributo a los tres hombres, que por su decisión y entrega hicieron posible nuestra total independencia.
Fue el Dr. Manuel Belgrano, hecho General por necesidad de la Patria, quien había creado la Escuela de Náutica. El fue el primero en ver que si no lográbamos vencer a España en el Mar, poco podíamos hacer por tierra pese a nuestro empeño y valor.
Por su propia visión, es quien reacciona primero ante la derrota sufrida por nuestra primera escuadra naval. Conocida la noticia, inmediatamente toma los pocos cañones que puede recuperar de los exiguos arsenales de Buenos Aires y resueltamente se dirige con sus hombres hacia las barrancas de la ciudad de Rosario. Su objetivo era instalar dos baterías de artillería de costa, a las que denominó, “Libertad” e “Independencia” y con ellas, impedir el paso de la Escuadra Española hacia el Norte del Río Paraná, evitando de ésta forma, que Montevideo siguiera siendo abastecida por barcos. Esta decisión, entre tantas, nos marca el “genio militar natural” de Don Manuel Belgrano.
Durante su vigilia de armas en las barrancas de Rosario, el día 27 de Febrero de 1812, nos entrega al mismo cielo hecho bandera. Es allí donde sus tropas juran, por primera vez, lealtad a nuestro pabellón. Celeste y Blanco serán desde entonces los colores de una causa llamada “Libertad”, esa libertad que conseguida, hoy se llama Bandera Argentina.
Nuestro segundo hombre en ésta historia, había llegado a Buenos Aires el 09 de Marzo de 1812 e inmediatamente, había comenzado la tarea de dotarnos de una fuerza militar de élite. El General José de San Martín preparaba en la historia y con destino a la gloria, a nuestros Granaderos. Impecables, perfectamente subordinados y mejor entrenados, conformaban una fuerza de caballería, que con su valor en combate, sembraría la Libertad en la América del Sur.
A principios del año 1813, una importante crecida del Río Paraná, posibilitaría a la Escuadra Española, pasar frente a las barrancas de Rosario y fuera del alcance de las baterías de costa del Gral. Belgrano. Inmediatamente, éste comunica la novedad al Coronel José de San Martín y de común acuerdo, dirige a sus Granaderos al Puerto Natural de la localidad de San Lorenzo, que por su calado y fácil acceso a la costa sería utilizado por los españoles para desembarcar y abastecerse.
Es así que el 3 de Febrero de 1813, para la total sorpresa de las fuerzas españolas, nuestros Granaderos, apostados tras el histórico Convento, en un breve combate que no alcanza a los 45 minutos de duración, los derrotan totalmente y los obligan a reembarcar. El Sargento Cabral nace a nuestra gloriosa historia y un joven teniente, que ya había combatido con Azopardo, captura el pabellón español, Hipólito Bouchard iniciaba así su carrera de gloria. Nuestros Granaderos escribían su primera página de historia. El Comandante Español informaba a Europa, que las fuerzas rebeldes ya no eran una desprolija soldadesca. La soldadesca se había convertido en una brillante y valiente fuerza de caballería dirigida por un experto Coronel.
Fue la visión y tenacidad de Don Manuel Belgrano, el genio militar de José de San Martín y el brillante triunfo en San Lorenzo, lo que convencería a Bernardino Rivadavia para que creara la Segunda Escuadra Naval. Belgrano tenía razón, el triunfo sólo sería completo si se derrotaba a España en el Mar.
Llega a nuestra historia, el tercer gran hombre, nuestro Gran Almirante. Un valiente y experimentado marino irlandés que desde 1809, fecha en la que arribó a Buenos Aires, se había mostrado totalmente identificado con nuestra causa libertaria. Don Guillermo Brown sería el Comandante de nuestra Segunda Escuadra Naval.
Con los fondos aportados por otro gran argentino, de origen salteño, Don Francisco de Gurruchaga, comerciante y veterano marino también, que había luchado a favor de España en la histórica Batalla Naval de Trafalgar (1805), se logran adquirir la fragata “Hércules”, la corbeta “Céfiro”, el bergantín “Nancy” y la goleta “Julieta”. Como naves de apoyo se adquieren la “Belfast”, “Agrable”, “Itatí” y “Halcón”, nombres todos que, con la “enseña de Belgrano” izada a tope de galleta, se convertirían en proas heroicas de nuestra historia Naval.
El 10 y el 11 de Marzo de 1814, frente a la Isla Martín García, el Almirante Brown se bate por primera vez con la fuerza naval española. Logra una victoria parcial, pero divide a la Flota española. Una parte debe remontar el Río Uruguay y la otra retrocede al puerto de Montevideo hostigada de cerca por el valiente Spiro, que junto a Seavers, entregan su vida a nuestro sueño de libertad.
Divididos sus buques, aturdidos por la decisión del Comandante “irlandés” y el valor de los criollos en sus dotaciones, el Capitán Jacinto de Romarate, se prepara en puerto para salir a buscar a las fuerzas de Brown. No tiene la oportunidad, es el Almirante Brown quien lo va a buscar al mismo Puerto de Montevideo y es precisamente, el 17 de Mayo de 1814, cuando vencemos decididamente al Poder Naval Español en el Plata. Eramos libres por Mar, ahora sí podíamos ser libres por tierra.
Tres nombres diferentes para una misma historia y un solo destino de gloria. El Dr. Manuel Belgrano, el Gral. José de San Martín y el Almirante Guillermo Brown. Los tres nombres más importante de nuestra independencia, tres figuras enormes que lograron que de aquella derrota naval de San Nicolás, naciera la fuerza de una brillante y heroica, historia naval argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario